Epónimo de nuestra Escuela de Música e insigne valuarte musical de Venezuela.

Nació en San Cristóbal, Estado Táchira el día 4 de Diciembre de mil ochocientos noventa y cinco, en el seno de una acaudalada familia. Su padre, Don Próspero Espinel, descendiente de de inmigrantes españoles que se radicaron en Colombia y posteriormente hicieron residencia en San Cristóbal, era un comerciante de café y víveres que en sus ratos libres ejecutaba el tiple, la guitarra y el bandolín. Su madre Casilda Romero, a la edad de diecinueve años tuvo a Miguel Ángel y era una mujer de extraordinaria belleza.

Desde muy temprana edad mostró inclinaciones hacia la música. Sus lecturas predilectas eran en especial la Historia de la Música y Biografías de los grandes músicos y artistas, leía también esa revista caraqueña sin igual para la época que se llamó "El Cojo Ilustrado".

Las primeras experiencias musicales las vivió y disfrutó en su hogar. Don Próspero se reunía con distinguidos músicos como Alejandro Jácome, José Antonio Villafañe, Juan de Dios Galavís y otros, para realizar lo que ellos llamaban "tocatas", muy comunes en esa época. Fue así como el aprendió a ejecutar los aires nativistas tachirenses. No obstante, el recibió  lecciones de música en 1911 de violonchelo en la Cátedra de Música que existía en la Escuela de Labores recién fundada por el eximio magistrado Gral. Régulo Olivares y también recibió lecciones de piano con la profesora Antonia María Rodríguez en el Colegio Sagrado Corazón de Jesús.

En una oportunidad Miguel  Ángel descubrió un violín marca BUTHOD y fabricado en Francia,  que se conservaba en la casa de los Espinel y había sido propiedad de su abuelo Don Ramón Espinel Torrijos, gran amante de la música y descendiente de Vicente Espinel, célebre músico español y constructor de instrumentos a quien se le atribuye la creación de la quinta cuerda para la guitarra en el siglo XVII.

Este preciado instrumento, construido con finas maderas y sonoridad extraordinaria impactó sobremanera al joven talento.

Tiempo más tarde, su familia se traslada temporalmente a la ciudad Pamplona en Colombia y recibe lecciones del profesor Don José Antonio Cortés. Sólo bastaron  ocho clases para encaminar el virtuosismo de este talentoso músico, que desde entonces participó en diversas actividades musicales y festividades religiosas de la ciudad como violinista.

En 1813 el Gobierno Regional le otorgó la Medalla de Oro como el triunfador en el Concurso Regional por escribir la música del Himno del Estado Táchira. Un año más tarde, se traslada a Caracas y prosigue los estudios de violín, armonía y composición musical en la Academia Nacional de Música. La materia de teoría y solfeo no fue necesario cursarla y que lo eximieron en la prueba de nivelación. Le presentaron un libro de música y lo solfeó de principio a fin sin error alguno. Luego de esto, tocó en la ópera y le cedieron el atril de los primeros violines.

En 1918 contrajo matrimonio con Elba Rodríguez Ramírez  y año más tarde nace su único hijo Jorge Arturo Espinel Rodríguez. Ese mismo año se realizó  en Caracas la Gran Exposición Nacional y obtuvo el primer premio como ejecutante de violín, dos segundos  premios por  su “Obertura” y “Lanceros de Páez”, medalla de honor por “La Hurí Dormida” y el cuarto lugar por su “Marcha Triunfal”.

Tres años más tarde, en 1922 su pasión por la música lo obliga a separarse de su familia. Gracias a la referencias de los entonces  ministros  Dr. Román Cárdenas y el Dr. Rubén González recibe una beca del Gobierno Nacional de Juan Vicente Gómez y viaja a Europa. Allí recibe lecciones privadas de Mademe Teherkes, célebre profesora rusa, Bruno Shadrwy y Robert Kahm, ambos discípulos de Liszt y de Branhms, Cecile Lowovsky, Alexander Fiedemann, Alnert Quesnot, George Caussade y Henry Büsser. En Francia reaizó cursos complementarios de violín y de piano simultáneamente, estudió Armonía, Contrapunto Fuga y Formas Musicales. En Berlín fue amado como un hijo por su profesor Schrader, director de la más famosa revista musical de Alemania, la que fundara Schumann. Este lo admiró y amó fraternamente hasta el punto de que lo puso en posesión de su boleto que lo autorizaba para concurrir perpetuamente al teatro, al cual lo enviaba con su propia hija.

A su regreso a Venezuela en 1927, en vista de su renombre y brillante expediente de estudios realizados en el exterior, fue distinguido por el presidente Gómez nombrándolo director y profesor del principal instituto de música capitalino, hoy Escuela Superior de Música José Ángel Lamas. Posteriormente en 1935 fue nombrado director de la Orquesta Presidencial adscrita a la Presidencia de la República. Este cargo lo desempeñó hasta el año 1940 cuando desaparece la orquesta bajo gobierno de Eleazar López Contreras.


En 1941, Miguel Ángel Espinel funda la Academia Palacios en la que se forman destacados pianistas internacionales como Judit Jaimes  y Humberto Castillo Suárez. Luego de una intensa actividad musical en la capital de la República donde se dedica a la abnegadamente enseñanza, polemiza, defiende tesis y escribe para la prensa, regresa a Europa y permanece algunos años entre Francia y España. Allí es acogido por la Sociedad de Autores Editores y Compositores de París, continuando estudios y trabajos musicales de gran envergadura.

Regresa a Venezuela en 1958 donde es nombrado director de la Academia de Música de la ciudad de San Cristóbal. En 1960 viaja a Europa pensionado por la Gobernación  del  Estado Táchira. En 1968 regresa a Venezuela con intenciones de radicarse definitivamente en Caracas y a los setenta y tres años, el 21 de febrero de ese mismo año, muere víctima del corazón. Sus restos reposan en el Panteón familiar de los Espinel en el Cementerio General del Sur.

El 28 de junio de 1968 el Sr. Jesús María Sánchez, presidente para el momento del Instituto Autónomo Estatal de Música del Estado Táchira como homenaje póstumo al profesor Miguel Ángel Espinel, resolvió bautizar con su prestante nombre la Escuela de Música de esta ciudad. El día siguiente 29 junio, fecha conmemorativa del VIII Aniversario de la Institución y en un acto público se colocó la imagen del que fue un digno hijo de la ciudad de San Cristóbal y un apasionado incesante del arte divino de la música.

Miguel Ángel Espinel  dejó escritas decenas de obras musicales entre las cuales se mencionan: Lágrimas de Cristal, El Tinajero, Tema y Variaciones, Fantasías, Primaveral, La Hurí Dormida, Los Lanceros de Páez, Marcha Triunfal, Sinfonía de Do Mayor Montañesa, Primorosa, Marquesita, Confidencias, Joropo, Murmullos de Venezuela, Himno del Estado Táchira, Caracas, Elegía de las Flores, Escena de Amor, En tus brazos, Ante tus ojos, Mantuanita, Adorote de vote, Luna Estival, Tus Gracias, Sinfonía, Sonata, Apoteósica.

Miguel Ángel Espinel fue un excelente maestro, pedagogo y músico extraordinario. En muchas ocasiones le vieron llorar, dominado por la emoción,  cuando interpretaba  armonías de Beethoven, Bach, Corelli, Vivaldi, Paganini, Sarazate, Laló. Poseía oído absoluto, lo cual le facilitó el aprendizaje de varios idiomas: alemán francés e italiano. De vida sencilla y respetuoso de sus tradiciones. Su amor por Venezuela le llevó a decir: “Nunca he creído, que la misión mía en mi país sea la de enriquecerme, sino la difundir entre mis compatriotas los conocimientos que yo adquirí en Europa”

 

Fuente original: Antrop. María del Mar Laynez. Publicacida en: Miguel Angel Espinel Obras Volumen I, Ediciones del Archivo Regional de Folklore y Patrimonio Cultural Luis Felipe Ramón y Rivera. Colección de Musicos Tachirenses Nº 3. Año 1997.